Después de siglo y medio de leal servicio a la causa revolucionaria, la consigna marxista llamando a la unión de los proletarios del mundo ha perdido vigencia. Hemos entrado en una nueva era, la de los indignados sin afiliación partidista, que brotan en los rincones más inesperados del planeta y ponen en aprietos tanto a regímenes autoritarios como a gobiernos democráticos.
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