Los graves problemas de transporte del socialismo de todos los tiempos —el avión de Evo Morales empantanado en Viena, sus metástasis diplomáticas, y el barco norcoreano apresado en el canal de Panamá con azúcar de Cuba y cohetes rusos en sus bodegas— le han dado el chance a Nicolás Maduro de revolucionar el lenguaje de la prensa venezolana del corazón. Lo ha hecho mediante la reseña de su boda con la exprocuradora general del país, la abogada Cilia Flores.
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