Las Damas de Blanco pidieron la mediación del arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio García Ibáñez, para intentar que el régimen detenga las acciones represivas contra ellas.
Las mujeres le pidieron que "interceda ante las autoridades del gobierno de Raúl Castro", quien se había comprometido con la Iglesia —a través del cardenal Jaime Ortega y Alamino— a "no tomar acciones agresivas contra las Damas de Blanco".