Los acontecimientos en Ucrania y los que tienen lugar en Venezuela deben hacer pensar tanto a las autoridades como a los opositores cubanos.
En Kiev, el no haber tenido en cuenta los deseos de la mayoría de los ciudadanos y tomado a tiempo las decisiones exigidas, generó violencia, heridos, muertos, destrucción de bienes y, al final, la deposición del presidente y de su gobierno. En Caracas, si no se dan respuestas válidas a los reclamos de amplios sectores de la sociedad, la violencia se incrementará y acarreará males mayores.