La elegante azotea del restaurante El Cocinero, en La Habana, se ha convertido en uno de los bares de moda en el año que lleva abierto. Y para entrar se necesita reservación, reporta la AP.
Van muchos extranjeros, pero también cubanos —no pocos, por cierto—, vestidos a la moda, que se sientan en sillas en formas de mariposa y beben mojitos de tres dólares.
"¿De dónde sacan la plata? No lo sé y la bola de cristal no la tengo", dice Lilian Triana, una cubana que estaba en el bar el sábado por noche.