Miguel Barnet tiene razón. Sus palabras en la apertura del VIII Congreso de la UNEAC se adhirieron a la realidad. Sobre todo cuando afirmó que la cincuentenaria organización debe "contribuir a restañar el tejido espiritual de la nación".
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Miguel Barnet tiene razón. Sus palabras en la apertura del VIII Congreso de la UNEAC se adhirieron a la realidad. Sobre todo cuando afirmó que la cincuentenaria organización debe "contribuir a restañar el tejido espiritual de la nación".