Una investigación externa revela que la multinacional 'no fue consciente' de la utilización de los reos cubanos, ni 'nunca hubo un acuerdo comercial continuado'.
Presos políticos cubanos participaron en la elaboración de algunas muestras para IKEA, aunque nunca hubo un acuerdo comercial continuado, según concluyó la investigación externa de la multinacional sobre el tema.
"La investigación concluye que el Grupo IKEA nunca tuvo relaciones comerciales a largo plazo con los proveedores en Cuba. No hay pruebas de que haya sido consciente de la posible utilización de los presos políticos en Cuba", señaló la empresa en un comunicado.
El diario Frankfurter Allgemeine Zeitunghabía publicado en mayo pasado que la compañía escandinava suscribió a finales de los 80 un acuerdo con las autoridades de la RDA, a raíz del cual intervinieron en la producción de sus artículos tanto prisioneros del territorio germano-oriental como de Cuba.
El acuerdo supuestamente había sido suscrito en septiembre de 1987, dos años antes de la caída del Muro de Berlín, tras una visita a Cuba de una delegación del Comercio de Artes y Antigüedades (KuA) y Delta Export Import, dos empresas de la RDA.
"La investigación confirmó que sólo un número limitado de piezas fue comprado en Cuba, pero no cumplieron los requisitos de calidad de IKEA. No hay evidencia de que el Grupo IKEA haya recibido más productos de Cuba", añadió la nota.
El informe externo de la firma Ernst&Young recoge que 71 juegos de sofá se montaron en Cuba.