El pastor Braulio Herrera y su familia estaban allí 'usurpando nuestra propiedad' dice uno de los principales líderes pentecostales. 'Decidimos extraerles haciendo uso de nuestros derechos'.
El reverendo Eliseo Villar, uno de los principales líderes en la Isla de la iglesia pentecostal Asambleas de Dios, confirmó este lunes a DIARIO DE CUBA el desalojo del templo de Infanta y Santa Marta y de la casa pastoral ubicada en los altos, pero negó que se produjera con violencia.
El templo estaba ocupado desde agosto de 2011 por fieles del pastor Braulio Herrera —expulsado de Asambleas de Dios— quienes afirmaban participar en un "retiro religioso".
La familia del pastor residía en la vivienda desde hace más de diez años, según su hijo, William Herrera.
"La familia estaba allí usurpando nuestra propiedad", dijo Villar a este diario. "Braulio Herrera fue dado de baja hace más de dos años por indisciplinas graves con nuestra posición doctrinal teológico bíblica y por engañar a otras familias en muchos sentidos", añadió sin ofrecer más detalles.
"Tenían que abandonar el templo y la casa pastoral y se negaron a obedecer a toda instancia eclesiástica, jurídica, gubernamental", afirmó.
Villar consideró que Braulio Herrera y sus seguidores "estaban haciendo del uso del templo una profanación".
"Nosotros decidimos extraerles haciendo uso de nuestros derechos y eso fue lo que sucedió simplemente. Entramos al lugar un equipo de líderes de la iglesia, de miembros de la iglesia y de ejecutivos generales y nacionales y, sin para nada afectar su integridad física, les colocamos fuera del edificio", aseguró.
"Extracción" es el eufemismo que utilizan las autoridades de la Isla para referirse a los desalojos.
El líder pentecostal rechazó que se usara la violencia para expulsar del templo y la casa pastoral a Braulio Herrera y sus seguidores, como ha dicho el hijo del pastor.
"Ellos están totalmente sanos, frescos (…) Incluso decían que eran rehenes, pero tenían todo lo que necesitaban y entraban y salían cuando querían", afirmó y cortó la comunicación alegando razones de tiempo.
El sábado William Herrera dijo a DIARIO DE CUBA que un grupo de unas cien personas llegó al templo con "carros, palos, tubos y martillos", rompieron la entrada lateral y "tiraron la puerta con sogas y cables amarradas a los carros".
Aseguró que la policía no intervino para evitar el incidente y que las personas que se hallaban dentro del templo fueron echadas por la fuerza.
"No tuvieron ningún escrúpulo para sacar de los cuartos a los hermanos que estaban durmiendo, personas que viven aquí hace ya mucho tiempo. Algunos están magullados, arañados. No hay nadie con lesiones graves, pero sí es un trastorno psicológico fuerte para los niños", señaló.
El periodista independiente Roberto de Jesús Guerra, director del Centro de Información Hablemos Press, quien reside cerca del templo, declaró haber podido ver desde la calle "las puertas derribadas y destrozos en el interior".
William Herrera dijo asimismo que los miembros de Asambleas de Dios cerraron el único acceso a la casa pastoral aislando a sus nueve ocupantes. El domingo se produjo el desalojo de la vivienda.
El hijo del pastor afirmó que algunos de los miembros de Asambleas de Dios les dijeron que actuaban con la anuencia del Gobierno.
El Gobierno promete una solución
La familia de Braulio Herrera y un centenar de sus seguidores se dirigieron a la Plaza de la Revolución para pedir una solución.
Oficiales del Ministerio del Interior (MININT) "nos dijeron claramente (…) que ellos no tenían absolutamente nada que hacer al respecto. A pesar de toda la violencia y a pesar de todo lo que ha ocurrido, nos dicen que es un asunto religioso", señaló William Herrera.
Según su versión, sobre las 7:00pm del domingo el grupo fue traslado en un autobús hacia una instalación alejada del centro de la ciudad, donde agentes del MININT y funcionarios del Gobierno les recomendaron estar tranquilos y no manifestarse, y les prometieron una respuesta en el menor tiempo posible.
"Estamos en la calle, sin nuestras pertenencias, con la misma ropa que llevábamos cuando fuimos expulsados de nuestra casa y sin esperanza de poder recuperarlas a menos que se haga algo por parte del Gobierno", dijo William Herrera.
Agregó que los funcionarios negaron haber autorizado la entrada de Asambleas de Dios en el templo.
"No sabemos si es verdad, pero las personas que entraron alegan que lo hicieron con permiso del Gobierno, y la realidad es que ellos accionaron con mucha seguridad y que no tuvieron ningún tipo de freno. De hecho, la Policía Nacional Revolucionaria los ayudó", dijo.
Los medios de prensa oficiales, que el año pasado informaron sobre gestiones de las autoridades para solucionar el incidente del encierro en el templo, no se han referido a este nuevo capítulo.
Asambleas de Dios describe a Braulio Herrera como un "fanático" que recurre a "posturas desafiantes, contrarias a la práctica del Evangelio"
En septiembre de 2011, cuando el religioso ocupó el templo de Infanta y Santa Marta junto a unos 60 fieles —entre ellos varios niños—, el comité ejecutivo de la iglesia pentecostal dijo estar convencido de que respondían "a un fanatismo religioso extremo".
"Hacemos responsable de estos acontecimientos sin precedentes y de sus consecuencias a la persona de Braulio Herrera", señaló entonces Asambleas de Dios.
Agregó que, después de ser "expulsado de la organización" y de que se le retiraran "sus credenciales", Herrera asumió "una actitud de rebeldía y desacato".