Felipe Lázaro, editor-director de Betania, habla de su editorial, de autores y libros favoritos, de Gastón Baquero y del libro digital.
¿Cómo y cuándo apareció tu vocación de editor?
A mediados de los años 80, yo colaboraba como Coordinador Internacional en la editorial española Catoblepas, donde no solo publicábamos libros, sino también la revista literaria La Burbuja. Esos fueron mis inicios editoriales, coordinando varios proyectos, como las antologías 9 poetas cubanos (1984) y Poesía cubana contemporánea (1986), y publicando mi poemario Los muertos están cada día más indóciles (1986). Esa etapa inicial, en la que me involucré en la edición de libros de autores españoles e hispanoamericanos, muchos de ellos cubanos, me sirvió como experiencia, como un excelente entrenamiento, para poder acometer, más tarde, la vía del editor independiente y fundar mi propia casa editora, Betania, en 1987.
Pero, sin lugar a dudas, lo que más influyó en mí, además de esos años de aprendizaje en Catoblepas, fue el ejemplo y buen hacer de otros editores amigos que en aquellos años dirigían sus editoriales en un solidario ambiente literario, lo cual se ha perdido un poco en la España actual. Me refiero a los amigos José Mario con sus casas editoras La Gota de Agua y El Puente, a Carlos Alberto Montaner y Pío E. Serrano con Playor, a César Leante con Pliegos y a Enrique Suárez-Galbán con Orígenes. Admirar el trabajo y la constancia de estos editores cubanos me animó a iniciar un camino que ya cumple un cuarto de siglo.
¿Por qué la bautizaste Betania?
Pues estuve a punto de ponerle Uchilibo (un dios azteca) y fue Gastón Baquero que casi horrorizado me quitó esa idea de las cabeza y cuando ya me decidí por Betania y se lo comenté a él, me dijo: "Mejor, tiene más vocales". Como habrás notado, tanto Uchilibo como Betania tienen el mismo número de vocales, pero a Gastón le resultaba mucho más sonoro Betania y, sobre todo, prefería o le entusiasmaba más su innegable procedencia bíblica.
En realidad, le puse Betania por el pueblo donde vivía Lázaro, el amigo de Jesús, y su relación de amistad que se narra en esa simbólica narración bíblica. Así, el nombre de la editorial jugaba con mi segundo nombre: Lázaro. Sobre todo, pensando que era más vibrante, pegadizo; como bien decía Gastón: tenía muchas vocales y era fácil de recordar. Piensa que para inscribir a la editorial había que decidir un nombre que no hubiese estado nunca registrado o, al menos, en vigencia, de ahí que pensé en Betania. En fin, ya sabes que los nombres suenan por su repetición y gracias a estos 25 años de andadura editorial con casi 500 títulos publicados y más de 400 autores españoles e hispanoamericanos (de los cuales 100 son escritores cubanos), Betania suena y es reconocida por su fondo editorial.
¿Cómo fue el primer año de trabajo, aquel 1987 madrileño?
Fue un año sumamente laborioso. Si hay que trabajar muchísimo en los inicios de cualquier empresa, en el mundillo editorial aún más. Los primeros títulos son muy importantes y hay que saber tejer una red de seguidores o colaboradores de la editorial, que luego pasarían a nutrir nuestro fondo editorial, pero primero hay que entusiasmarlos y luego captarlos como autores.
Y así sucedió. Quizá tuve el gran acierto (hoy se reconoce) de comenzar con un excelente título Conversación con Gastón Baquero (1987), que fue nuestro libro fundacional.
Luego fuimos publicando a poetas españoles e hispanoamericanos y, en ese inicio, editamos a casi toda la nueva generación de poetas cubanos surgidos en el exilio: Magali Alabau, Gustavo Pérez Firmat, Carlota Caulfield, Rafael Bordao, Maya Islas, Lourdes Gil, Iraida Iturralde, Alina Galliano, María Elena Blanco, y otros. Nombres que ya hoy se han revalorizado, por su trayectoria poética hasta nuestros días, y no sabes cuánto me alegra que hayan iniciado sus pasos literarios en Betania.
Es de lo que estoy más orgulloso, entre otras cosas, porque es a la generación que pertenezco.
No obstante, debo nombrar a otros autores cubanos que ya tenían obra publicada y que fueron publicando en Betania como: Reinaldo Arenas, José Mario, Raúl Rivero, Daína Chaviano, Efraín Rodríguez Santana, León de la Hoz, Alberto Lauro, Nelson Simón González, Orlando Rossardi y otros muchos.
Sin el apoyo de esos autores iniciales a Betania, quizá no estaríamos hoy presente en el mercado literario. La edición de los libros de estos primeros betanianos, a finales de los años 80 y en la década de los 90, cimentó las sólidas bases de una editorial en marcha, que crecía vertiginosamente; lo que permitió llegar al fondo editorial que hoy disponemos.
Luego, en los años posteriores, a partir del 2000, se sumaron muchos más autores cubanos. Y, por supuesto, no debo olvidarme de los escritores españoles.
Incluso tú, amigo Prats Sariol, eres betaniano. Recuerda que en la segunda edición de mi libro Conversación con Gastón Baquero (1994) publicamos —como epílogo— un texto tuyo leído en la Universidad de La Habana, el 26 de marzo de 1996, siendo la primera oportunidad en que la obra poética de Gastón era mencionada públicamente, desde los años 60, en Cuba.
¿De qué libros te sientes orgulloso?
Siento orgullo de todos nuestros libros, de la totalidad de nuestro fondo editorial. Ahora, si a tu pregunta le añades el adverbio de cantidad "más", te diría que me siento, principalmente, más orgulloso de aquellos libros que no solo se convirtieron en best seller, sino que se adelantaron a las circunstancias, como La novia de Lázaro (1991) de Dulce María Loynaz, que se publicó un año antes de que le concediesen el Premio Cervantes en 1992, con lo que su venta se disparó y tuvimos que hacer sucesivas reimpresiones en varios años.
Así como de la poesía casi completa de Reinaldo Arenas: Voluntad de vivir manifestándose (1989) y Leprosorio (1990) antes de su lamentable suicidio, volúmenes dieron a conocer —por primera vez— al Reinaldo poeta (él murió muy orgulloso de estos libros); recuerda que en la película biográfica de Schnabel aparece nuestro libro Voluntad…y se ve perfectamente la portada, al final del filme.
También de la poesía de José Ángel Buesa: Nada llega tarde (2001) y Oasis (2002), cuyos libros siempre son asiduamente solicitados, aunque muchos lo denigren como poeta o no se atrevan a publicarlo. Sin embargo, Buesa vende —y vende a diario—, siempre hay pedidos de sus libros.
Sin olvidar, por supuesto, Conversación con Gastón Baquero (1987 y 1994) y Entrevistas a Gastón Baquero (1998) que ayudaron a publicitar la obra del Maestro en unos años de silencio, tanto en Cuba, como en el exilio.
Por último, mencionaría un proyecto de libros martianos que publicamos en el 2003, por el 150 aniversario del natalicio de Martí: el clásico Versos sencillos,con prólogo de Gastón Baquero y epílogo de Juana de Ibarbourou, y Después del rayo y del fuego, del profesor cubano Eduardo Lolo. Estos son proyectos de los que me siento muy orgulloso como editor.
Aunque, también, están las antologías poéticas, muy queridas por mí —y muy vendibles—, como: El grito y otros poemas (2000) de José Mario, Herejías Elegidas (2ª edición, 2003) de Raúl Rivero, Fatiga ser dos sombras (2001) de Ángel Escobar, libro que organiza Efraín Rodríguez Santana, Al pie de la memoria. Antología de poetas cubanos muertos en el exilio, 1959-2002 (2003) e Indómitas al sol. Cinco poetas cubanas de Nueva York (2011), ambas de mi autoría.
O las excelentes y voluminosas Presencia negra: Teatro cubano de la diáspora. Antología Crítica (1999), de Armando González-Pérez y Literatura Revolucionaria Hispanoamericana (1994), de Mirza L. González.
Incluso, un título muy betaniano: Poesía cubana: La isla entera (1995) antología poética que realicé en colaboración con Bladimir Zamora Céspedes. Esta obra, que reúne a 54 poetas cubanos de dentro y fuera de Cuba, se publicó después del evento madrileño "La Isla entera", en el que participamos ambos.
Ahora, bien, si hablamos de libros rescatados, te mencionaría La ciudad muerta de Korad ( 2001) de Óscar Hurtado o de libros exquisitos, te diría: El cocinero de los enfermos, convalecientes y desganados. Manual de cocina cubana, 1862 (2ª edición, 2002) de autor anónimo, que es una joyita bibliográfica. También dos libros, en este caso de excelentes cuentos, que recomendaría: Juegos de intenciones (2000) de Jorge Llópiz y Astillas, fugas, eclipses (2001) de Mirza L. González o un tercer título, la novela testimonial Espacio vacío (2003) de Daniel Iglesias Kennedy, a quien también hemos publicado: La hija del cazador (1995) y Esta tarde se pone el sol (2001).
En el apartado de ensayos, destaco: Asedios al texto literario (1999), de María Elena Blanco, La configuración literaria de la Revolución cubana (2004) de Emilia Yulzarí, La estirpe de Telémaco. Estudios de sobre la literatura y el viaje (2004), de José Ismael Gutiérrez y Petra-Iraides Cruz Leal, Poesía insular de signo infinito. Una lectura de poetas cubanas de la diáspora (2008) de Aimée G. Bolaños, Las estaciones de Reinaldo Bragado: el existencialismo cubano y el paradigma de los escritores en la Isla (2012) de David W. Aguado y dos recientes títulos del sociólogo y politólogo dominicano Carlos Báez Evertsz: Partidos políticos y movimiento popular en la República Dominicana (2011) y La modernización fallida: República Dominicana, 1996-2012 (2012). Y por salir de imprenta: La cárcel letrada: narrativa cubana carcelaria (2012) de Rafael E. Saumell.
Pero, te voy a dar una exclusiva, quizá el proyecto de Betania del que más orgulloso llegaré a sentirme y digo llegaré, pues aún no está terminado, es el Diccionario de poetas cubanos del exilio (1959- ¿?) que, como verás, termino con interrogante pues no sé cuándo terminará nuestro exilio ni cuándo yo terminaré este trabajo que llevo años compilando.
Para esta monumental obra, uso de modelo el controvertido Diccionario de Literatura Cubana publicado en La Habana en 1980, aunque puedes estar seguro que mi trabajo no contará con ausencias por censura, sino, en todo caso, porque me fue imposible abarcar un tema cuyo principal handicap es la dispersión geográfica de un exilio cada vez más plural y desperdigado por todo el mundo. Este es un proyecto en el que llevo años trabajando, un proyecto que quedará y será útil. Como decía, Lezama: lo importante es la flecha, no la diana.
¿Cuáles han sido tus principales tropiezos y errores?
Eso tendrías que responderlo tú, que eres un excelente crítico literario y un gran conocedor del acontecer cultural cubano, tanto en la Isla como en el exilio. Pero, sin eludir tu pregunta, te diré, con toda sinceridad, que siempre se tienen tropiezos (mayores o menores) y, por supuesto, siempre se cometen errores, aunque sean involuntarios, en una trayectoria tan dilatada en el tiempo.
En estos veinticinco años de labor editorial habré tropezado más de una vez y posiblemente haya cometido muchos errores. Eso lo deberán decir otros, pero, en realidad, no me acuerdo de ningún fallo grave ni de nada que me deba arrepentir. Mi visión, como editor, se ha basado en una constante dosis de optimismo y quizá he tenido una óptica más cultural que comercial, pero, precisamente, esa prioridad cultural es lo que ha llevado a que Betania haya crecido en estas dos décadas y media, y todavía exista en estos graves momentos de crisis internacional, que, créeme, no es poco.
¿Cómo está Betania a finales del 2012, entre ebook, blogs y megacompañías transnacionales del comercio del libro y la información?
Podríamos decir que Betania se ha internacionalizado más, gracias a esas nuevas tecnologías, a esas nuevas formas de comunicación, sobre todo, por las facilidades que esto conlleva para difundir nuestros libros a través de internet, del blog y la edición de los ebook.
Primero está la realidad cotidiana de internet, que ha facilitado nuestra presencia internacional e intercambio de información, que ahora es muchísimo más fluido y rápido que con las cartas convencionales o el envío de catálogos impresos, etc. Después, gracias a nuestro blog, hemos adquirido una presencia mundial que antes hubiese sido imposible, aunque lo hubiésemos intentado durante siglos. Por último, los ebook proporcionan una movilidad jamás vista y unas ventajas económicas innegables. No solo es el ahorro de papel y de los gastos de envío, sino la facilidad de su difusión: rápida e instantánea, constante y económica. Internet, el blog y los ebook no son el futuro, ya es el presente.
En este sentido, Betania asume esos logros y avances tecnológicos —y piensa en lo que vendrán, pero que ya no veremos—. Así que como siempre he sido un gran optimista y he repetido siempre: Betania se mueve, ahora puedo decir que ese movimiento betaniano se ha logrado aún más, pues todos esos avances nos han movido y nos mueven a una internacionalización de Betania, a su mayor presencia en el mercado mundial.
Fíjate en la gran aceptación, la tremenda acogida, que han tenido los ebook que hemos lanzado. Por cierto, te recomiendo un excelente libro de ensayos La espléndida ciudad (2011) del escritor cubano Julio Pino Miyar, autor del que ya estamos preparando, también en versión digital, un segundo libro titulado: La necesidad de escribir (2013). Pero lo más importante es que estos ebook se difunden a través de nuestro blog de forma totalmente gratuita y reenviándolo por e-mail a revistas y críticos, a escritores e instituciones; incluso a bibliotecas. Esta es la mayor novedad de los ebook de Betania, su gratuidad.
Recuerdo cuando asistía, como editor, a las Ferias de Libros: la Latinoamericana en Nueva York (en NYU, 1990 y 1991), en la Marché Poésie de París (1989 y 1990), hasta la Feria de Madrid o la de Alcalá de Henares u otras ciudades españolas. En ese entonces, se trataba indudablemente de vender nuestros libros, pero era más importante el escaparate, la presencia de la editorial, que se conociera, que se vieran las portadas de los libros y se repartieran la mayor cantidad de nuestros catálogos impresos. Eso hoy se logra con internet, sin dar un paso, y no digamos con el blog, que es un catálogo vivo y una fuente constante de publicidad. Como verás, se ha cambiado a mejor, a más, y esto debe hacernos ver que el mañana ya está aquí, ya llegó.
Debo añadirte que estas ediciones digitales, electrónicas, tienen la virtud de que se pueden difundir de una manera muy rápida e inmediata, están teniendo un gran éxito y una movilidad impensable, respecto al libro impreso en papel y, por ello, vamos a seguir insistiendo en las ediciones de más ebook. Por ejemplo, para el próximo mes de diciembre, Betania le organizará un homenaje al poeta cubano José Mario por el décimo aniversario de su muerte y, para ello, vamos a editar como ebook su antología poética El grito y otros poemas, que ya publicamos en papel en el año 2000 (y del que nos quedan existencia impresa), pero lo novedoso de este homenaje es que esa edición digital la pondremos en nuestro blog para su difusión gratuita, para que llegue a miles y cientos de miles de lectores y, sobre todo, pueda entrar con mayor facilidad a Cuba y recorra la Isla como un fantasma poético, para que las nuevas generaciones cubanas puedan leer libremente a José Mario. Él se lo merece y los posibles lectores, más.
Y así hay muchos más proyectos digitales que irán saliendo y todos se podrán leer gratis, sin costo alguno para los lectores. Aunque, como es obvio, también continuaremos publicando y vendiendo los libros impresos. Todavía se editarán más libros impresos que digitales, pero no dudes que llegará el día en que la edición digital sea la prioridad.
¿Crees que hoy se lee más que hace un cuarto de siglo?
Creo que se lee igual, hoy, que ayer. Es decir, poco, muy poco o nada. Gastón Baquero no se cansaba de decir: "la gente no lee". Por eso cuando determinada revista literaria le pedía un poema, él enviaba el mismo poema que le habían publicado en números anteriores. Y siempre acertaba, le volvían a publicar el mismo poema anterior.
Ya sé que lo anteriormente expuesto es un simplismo o quizá sea triste experiencia acumulada, pero hablo por lo que veo, por lo que deduzco del nivel intelectual de la calle. Aunque siempre están las inevitables excepciones. Por suerte para un editor, existen los asiduos lectores, los verdaderos amantes de los libros.
Dicho esto, también pienso que internet quizá ayude a atraer a más niños y jóvenes a la lectura, incluso a los adultos que descubren un nuevo mundo en las redes sociales con todas las facilidades de información: información además inmediata y verídica. Hoy da gusto leer en nuestro ordenador (¡en nuestra casa o en la oficina!) la prensa internacional cotidiana, leer las revistas literarias, actuales o atrasadas, leer los blogs y las web de escritores, leer los ebook. Ya hay hasta bibliotecas virtuales. Como es fácil de comprender, salvo que estemos ciegos, ésta ya es una nueva forma de vivir y de ver la vida.
¿Sigue siendo Cuba una referente para Betania o prefieres sentirla como una editorial de habla hispana?
De ambas formas, lo uno no quita lo otro. Indudablemente, Betania es una editorial española porque está registrada en Madrid, pero culturalmente es una editorial hispanoamericanapor sus autores, su fondo editorial y la temática que publica. Incluso se podría hablar de Betania como una editorial hispano-cubana o hasta una editorial cubana del exilio. Hay múltiples variantes como para encorsetarnos en una única definición.
Piensa, que la realidad siempre suele ser mucho más rica y, por eso, los hechos de este cuarto de siglo definen mejor que nada nuestro quehacer editorial. Siempre digo que nuestra trayectoria quedó escrita desde sus inicios: Betania nació con una constante vocación de servicio a la cultura cubana, lo cual no impide, a la vez, que transite por caminos hispanoamericanos y tienda a la universalidad.
Estas andanzas literarias, que hoy rememoramos en esta fraternal charla, se resumen en las bodas de plata de Betania que muy amablemente me ayudas, amigo Pepe, a compartir con los lectores y amigos del DIARIO DE CUBA; a quienes envío mi mejor saludo y mi constante agradecimiento por estos años de apoyo a nuestra editorial.